miércoles, 29 de junio de 2011

No me hagas "de sufrir"


La palabra “Camino” parece una maldición de la Iglesia Católica. “Camino” es la infame obra escrita por el nada piadoso y “torturador” de almas infantiles José María Escriba y Albas, fundador del OPUS Dei y santo católico por rédito. Camino es también el apellido de ese asotanado con cara de cuartillo y medio de vino diario que de vez en cuando nos tortura con sus deposiciones verborragias.

No sé si es casualidad o no, pero cada vez que oigo esta palabra, me echo a temblar. La última de este fascista asotanado es la llamada a la desobediencia de la futura ley de muerte digna “si sale tal y como está”. En su defensa, ha salido, (¡cómo no!), la gacetilla fascistoide de nombre prepotente. Esos que nos llamaban piojosos, perroflautas y fascistas a los del 15M y que se han cansado de publicar que la democracia es el Parlamento y no la calle. Salvo que se trate de leyes que no les gustan. Entonces, el parlamento está lleno de rojos rijosos, vendepatrias que sólo están para “envenar” la convivencia pacífica de este cristiano país.

Hacía muchos años que la iglesia católica española no tenía unos dirigentes, ya no carcas, sino peligrosos. Gentuza como el doble del pobre Paco Clavel (que no ha hecho nada, para parecerse al diablo purpurado) y como el secretario de la Conferencia Episcopal, el tal Camino. Ellos proclaman que hemos venido a este mundo a sufrir, pero no sólo viven entre mármoles de Carrara y sedas lujosas en la calle Añastro nº 2 de Madrid, sino que el sufrimiento que proclaman para los demás no se lo recetaron al papa polaco, al que le atiborraron de sedantes y pastillas para que viera a Dios hasta en sueños.

Definitivamente, mi Camino no se cruza con el de éstos charlatanes de tres al cuarto que proclaman pobreza, castidad y humildad, mientras en los oscuros recodos de sus vidas se hartan a chuletones de buey de a 100 euros el plato, le meten mano a niños indefensos bajo el pánico del infierno y sudan prepotencia e hijoputez por todos los poros de sus sebosos cuerpos.

Sólo hay un “Camino” que me gusta de este tema. La maravillosa película filmada por Javier Fesser, que desmonta de una forma magistral, todo este circo del esclavista de Babastro, de los milagros de estos lunáticos y denuncia la estupidez humana como nadie.

La imagen es una composición de dos obras. Una de Michel y otra de Quim