miércoles, 17 de agosto de 2011

Por un estado Laico


No soy particularmente beligerante con la religión católica. O mejor dicho, no soy nada beligerante con quienes profesan esa religión. Pero si lo soy contra quienes viven de ello y sobre todo contra quienes intentan forzar a los demás a hacer lo que ellos dicen. Entre éstos están el Papa, el doble de Paco Clavel (a la sazón primado de España y vividor compulso) y sobre todo, todos aquellos salvapatrias del Partido Patrincar que dedican bienes y dinero público a la glorificación de esa religión.

Pensaba escribir un montón de líneas explicando las mentiras sobre el coste cero a las arcas públicas de este viaje papal, pero no me voy a molestar. Porque entre los lectores habituales de este blog no creo que haya alguno que no sepa ya, si no el coste exacto de este viaje, al menos el coste del uso de los bienes públicos cifrado entre los 50 y los 100 millones de euros.

Esta entrada de hoy, sólo quiere recordar que hay en Madrid una manifestación que sale desde la Plaza de Tirso de Molina a las 19:30 horas y que quiere reivindicar un estado Laico. Un estado, dónde las Rancias de turno no puedan ceder edificios públicos para uso privado. Un estado dónde las Consejeras de las Rancias de turno no puedan poner pancartas partidistas en edificios públicos como si fuera el balcón de su casa. Un estado dónde ningún Ministerio permita colocar pancartas en su fachada de actos religiosos.

Yo no quiero que venga, ni tampoco quiero tener discursiones de tráfico como las de estos días a consecuencia de que los conductores de autobuses que traen y llevan a los extasiados meapilas, se creen que la ciudad es suya y que pueden dejar su autobús en medio de cualquier rotonda o calle.

Yo no quiero que venga, porque con el dinero de todos, viene a decirnos lo que podemos o no podemos hacer, viene a hacer oposición al tonto de los cojones, que no sólo le acoge, sino que paga con nuestro dinero parte del festival esotérico y que no se ha atrevido a denunciar el concordato, a redactar la ley de libertad religiosa y que encima permite que una de sus ministras coloque una pancarta en su ministerio apoyando el acto.

Yo no quiero que venga, pero si ha de venir, una de dos, si viene como Jefe de Estado que se comporte como tal y permanezca dentro de las mínimas costumbres diplomáticas o si viene como pastor, que el corral sea privado y no la calle y que lo sufraguen sus borregos.